ENTENDER EL DIFÍCIL ARTE DEL MARIDAJE

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Entender el maridaje

Entender el difícil arte del maridaje va más allá de comprender la definición que le da la Rae, la cual nos dice que es la conformidad o unión de personas casadas, como su primera definición, pero que como segunda, habla de la unión armoniosa de dos cosas entre sí. O como se dice en restauración, cuando se combina la comida con vinos o cervezas, trabajo que suele corresponder en restaurantes al sumiller.

Sin duda, no cualquier vino tinto, rosado, o blanco combina con cualquier plato, ni cualquier plato combina con cualquier sabor de vino. Siendo todo un arte conseguir un maridaje perfecto.

Y como esta tarea, está basada en el conocimiento, te contamos qué vinos combinan mejor con tus platos, ayudándote así, a entender el difícil arte del maridaje.

Cada vino con su plato

Para un buen maridaje, es importante respetar los turnos de cada vino. También y por el millón de combinaciones posibles que se pueden llevar a cabo, te recomendamos no servir más de 4 vinos diferentes en cada turno de comida.

Hay vinos para abrir boca con aperitivos. Vinos para acompañar los platos principales y aunque poco habitual; también hay vinos para acompañar los platos dulces que nos puede traer el postre.

Igual que el sabor del vino depende de su combinación de taninos, alcohol, ácido y azucares, siendo elementos importantes que impulsan el sabor de las comidas, te hacemos un sencillo resumen de cómo combinar qué vinos con según qué platos.

Entender el difícil arte del maridaje

Vinos ácidos. Blancos, rosados y algunos tintos, compensan comidas altas en grasas. También para hacer que la comida parezca más salada, o en un plato dulce que el vino se sienta menos ácido.

Vinos tintos de grados altos. Son perfectos para platos fuertes como carnes y no para platos ligeros, ya que pueden matar por completo el sabor del plato.

Vino dulce. Son ideales para comidas dulces, reforzando entre sí los sabores y perfecto para comidas ligeras.

Vinos tánicos. De sabor fuerte y secos en boca, son ideales para platos muy proteicos y también, altos en grasa.

En conclusión; el objetivo final del maridaje es sin duda el de crear al comensal sensaciones nuevas al paladar a la hora de degustar la comida y el vino que tiene frente a él.

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